jueves, 4 de julio de 2013

En Liniers hallan asesinado a golpes a un joyero


Un empleado encontró el cuerpo tirado en medio de un charco de sangre. La víctima se habría negado a abrir una caja fuerte y la golpearon ferozmente. El lugar estaba revuelto y con cajones saqueados.


POR LEONARDO DE CORSO

El empleado de la joyería llegó al negocio temprano y antes de entrar ya sabía que algo extraño había sucedido. La puerta estaba cerrada pero el candado, abierto. Al ingresar vio que el lugar estaba revuelto y detrás del mostrador encontró al dueño del lugar tirado boca arriba en medio de una gran mancha de sangre.
El hombre había sido asesinado salvajemente a golpes por ladrones que le robaron joyas y dinero.
El cadáver del joyero José Estanislao Fernández Rubio (65) fue encontrado ayer cerca de las 9 de la mañana en su local de Liniers. Según contaron fuentes policiales a Clarín, habría sido asesinado unas 13 horas antes del hallazgo del cuerpo. Por el caso hasta anoche no había detenidos.
La joyería de la víctima está ubicado en la calle Carhué 165, en una zona muy comercial, a solo dos cuadras de la estación de trenes de Liniers, de la línea Sarmiento.
Fuentes policiales contaron que la principal hipótesis es que Fernández fue asesinado por ladrones que lo habrían sorprendido mientras cerraba su negocio. Adentro el hombre se habría resistido a abrir la caja fuerte y por eso lo habrían matado a golpes.
Los ladrones vaciaron varios cajones del comercio y escaparon sin que ningún comerciante haya visto nada.
“Los comerciantes de la zona lo conocíamos como ‘el gallego Fernández’. Era muy macanudo. Hacía un año y medio que tenía la joyería acá. Antes tenía el negocio en la avenida Ramón Falcón, adentro de una galería”, le dijo Alejandro a Clarín, el dueño de una verdulería ubicada a metros de la joyería.
El empleado de la joyería declaró a policías de la comisaría 44ª (tiene jurisdicción en el lugar) que el martes trabajó con la víctima hasta después de las siete de la tarde y que, cuando se fue Fernández, se quedó atendiendo dos clientes.
“Fernández no tenía esposa, ni hijos. Pero su hermana lo estuvo tratando de ubicar el martes a la noche por teléfono. Pero como no pudo localizarlo en la casa, pensó que el hombre se había quedado trabajando hasta más tarde arreglando relojes en el local”, explicó un investigador policial.
Ayer, cerca de las 9 de la mañana, el empleado del local llegó a la joyería y vio que las maderas que Fernández ponía como protección en las vidrieras habían sido colocadas pero que el candado de la puerta estaba abierto.
“Apenas vio el cuerpo, el empleado de Fernández vino corriendo para la verdulería desesperado y le pidió ayuda a mi compañero que está a la mañana. Ahí llamaron a la Policía y lo acompañó nuevamente a la joyería”, recordó Alejando.
El cuerpo del joyero estaba a dos metros del mostrador, cerca del baño y presentaba un fuerte golpe en la cabeza que le provocó la muerte. La víctima habría sido golpeada con un palo o un fierro.
El cadáver, que estaba boca arriba, tenía al menos otros cinco golpes en el tórax y en el rostro.
En un primer momento, los peritos policiales que realizaron el levantamientos de rastros y huellas suponían que la víctima presentaba una herida de bala pero luego determinaron que fue muerta a golpes. Los expertos de la Unidad Tanatológica de la Policía Científica de la Policía Federal confirmaron que por la herida mortal en la cabeza del joyero, el asesinato ocurrió aproximadamente a las 21 de ayer, es decir 13 horas antes de ser descubierto el homicidio.
Ahora, los investigadores procuraban determinar a través de las imágenes de las cámaras de seguridad de la cuadra la presencia de algún sospechoso que haya ingresado al local entre la tarde y la noche del martes, hora en que creen que fue cometido el crimen.
Ayer los comerciantes vecinos de Fernández estaban conmocionados por el crimen.
“Era una persona muy amable. Siempre que pasaba saludaba. El vendía aritos, relojes, collares y algunas cosas de oro. También arreglaba relojes y bijouterie”, contó la empleada de un kiosco que está enfrente de la joyería. Los vecinos dicen que la zona es muy insegura y que los robos son constantes. Ayer a la mañana un rato antes de que fuera encontrado el cuerpo de Fernández, un ladrón entró a asaltar a una remisería ubicada frente a la joyería.
Pero un vecino logró avisar al 911 y el asaltante fue apresado cuando trataba de escapar corriendo.

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