domingo, 25 de septiembre de 2011

El triángulo del delito en General Paz tiene en alerta a los vecinos


El siguiente artículo publicado hoy domingo en el Diario Perfil fue posible por el trabajo mancomunado de la Fundación Alameda y los vecinos de Versailles y Liniers. Porque seguimos queriendo un barrio libre de asesinatos.

Esta semana fue asesinado un médico en una salidera y un policía mató a un ladrón que quiso asaltarlo. Los habitantes del barrio crearon un mapa con los treinta puntos críticos.

Por Jimena Rosli

En menos de un día, hubo dos muertes en el barrio porteño de Liniers: el martes pasado a la mañana fue baleado el médico Héctor Torriglia. Se lo llevaron en ambulancia en gravísimo estado y murió el viernes último a las 6 de la mañana. 
Le habían querido robar 1.500 pesos que había sacado de un cajero automático (ver recuadro). La noche anterior, a media cuadra, las luces azules de los patrulleros cambiaron repentinamente la escenografía nocturna del vecindario: un tiroteo entre un policía de civil y dos ladrones que intentaron asaltarlo también terminó con un saldo trágico. Fue sobre Timoteo Gordillo y Rivadavia: uno de los agresores murió y el otro resultó herido. Desgraciadamente, no se trató de dos casos aislados.
Antecedentes. Desde octubre del año pasado hasta la fecha, ocurrieron cuatro crímenes en ocasión de robo, inumerables robos y enfrentamientos armados como el del lunes. Y todos en la jurisdicción de la Comisaría 44ª, que con 942 manzanas y 11 cruces de General Paz es la zona más grande de las dependencias policiales de la Ciudad.
Los vecinos del barrio, cansados de la ineficacia policial, empezaron a reunirse en la iglesia San Cayetano.
 
El desencadenante fue el asesinato del taxista Carlos Valdez, de 64 años, muerto en un intento de robo en febrero de este año, cuando salía de vacaciones con su familia. Para estar conectados, abrieron dos blogs (Liniers Así No te Queremos y Versalles de Pie) y una cuenta en Facebook (Hermoso Liniers), donde invitan a los vecinos a hacer su denuncia por Internet.
Con toda la información recibida confeccionaron un mapa del delito y lo presentaron ante el Ministerio de Seguridad de Nación y la Jefatura de Gabinete del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Puntos críticos. De ese documento, de más de 160 páginas, se identifican treinta zonas de riesgo. Las principales se encuentran en la estación de tren, los alrededores de la cancha de Vélez, las cercanías del shopping, la zona de las Mil Casitas –los pasajes con casas bajas entre calles Lisandro de la Torre, Ramón Falcón, Mirasol y Tuyutí–, un tramo de la calle Timoteo Gordillo y los cruces de la General Paz. 
Los cuatro asesinatos cometidos en los últimos meses se ubican en ese radio, que conforma un triángulo de inseguridad que abarca la avenida General Paz entre Emilio Castro y la autopista Perito Moreno. Con vías de escape rápidas, suena hasta lógico que los hechos estén concentrados en inmediaciones de los accesos más veloces.
 
El asesinato del modelo Diego Rodríguez, de 27 años, inauguró la seguidilla en el barrio. Lo asesinaron el 4 de octubre de 2010, tras resistirse al robo de su camioneta Ford Eco Sport, y a dos cuadras de la General Paz.
 
El 17 de abril de este año, Cecilia Agüero, de 34 años, esposa de un policía federal de la División de Drogas Peligrosas, volvía a su casa en Gallardo y Nogoyá y la balearon para robarle una cartera. Murió en el hospital Vélez Sarsfield.
“Liniers es un combo de problemas”, se queja ante PERFIL Juan Carlos, uno de los miembros de la Asociación Vecinos Autoconvocados por Seguridad.
Además de robos a mano armada, los vecinos denuncian la existencia de 12 prostíbulos, venta de drogas, talleres textiles clandestinos y delitos contra la propiedad. Para combatirlo, exigen la instalación de cámaras de seguridad en las zonas de riesgo y la presencia de Gendarmería en la General Paz, para dejar efectivos disponibles para patrullar las calles.
Si bien los vecinos aseguran que hubo cambios, dicen que no fueron muy profundos. Por eso, se alejaron de las mesas barriales que promueve el Ministerio de Seguridad. “Nosotros no somos expertos en seguridad, pero sí en contarte lo que pasa en el barrio. Somos respetuosos de las instituciones, pedimos respuestas de las autoridades y de la Comisaría 44ª”, sentenció Juan Carlos.



Dolor y bronca por la muerte del médico

Su cuerpo herido quedó tendido en la vereda, a una cuadra de su lugar de trabajo, en el Centro Médico Liniers. Héctor Eduardo Torriglia tenía 72 años. Hacía veinte que trabajaba en la clínica en Fragueiro 314.
El martes por la mañana había retirado 1.500 pesos del cajero automático. Extrajo la suma de la sucursal del banco Credicoop, cruzó la avenida Rivadavia, las vías del Ferrocarril Sarmiento, pasó por debajo de la Autopista Perito Moreno y cuando caminaba por Barragán al 300, dos ladrones en moto intentaron robarle. El médico se resistió y le dispararon dos tiros: uno en la cabeza y otro en el brazo. Los delincuentes huyeron con el dinero y Torriglia quedó internado en el Hospital Santojanni con pérdida de masa encefálica. Apenas ingresó, fue conectado a un respirador artificial y luego intervenido quirúrgicamente, pero falleció el viernes.
Durante la semana, sus colegas se habían congregado en la puerta para saber su estado de salud.
El médico era jubilado, vivía en Colegiales con su mujer y tenía dos hijas que vivían en Valencia, España.
 
Por su crimen, se multiplicaron los pedidos de justicia y de seguridad en el barrio de Liniers. La policía esperaba las filmaciones de la cámara de seguridad del banco para determinar si fue seguido por alguna persona, pero hasta el momento no hay ningún detenido.

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